Después de mucho tiempo sin recibir correspondencias me ha llegado hace pocos momentos una carta. Es de Bravo, el viejo perro con el que compartí aquella casa hacen como dos años en el 2011...
Según el pobre animal ya llevaba como año y medio sufriendo ciertas dolencias estomacales, producto de comer cosas que no debía. Los dueños hicieron, me cuenta él en la carta, todo lo que pudieron , pero la naturaleza de él (y los bolsillos de los pobres señores) no puedieron con sus dolencias.
La carta me la trajo Raticio Junior, muchacho éste hijo del finado y siempre recordado Raticio y que quiero con toda el alma.
Ha crecido el muchacho, caray. El muchacho me cuenta las cosa que han pasado. Gallardo, viejo ya pero ahí va: esperando sea el próximo invitado de honor ne Nochebuena (ya saben de qué hablo, ¿verdad?). Los nuevos animales que llegaron, como un nuevo perro (esta vez es un Golden Retriever, sea lo que sea) al que llaman Bravo II, unas lagartijas que llegaron del monte y una muy simpática (dice Raticio, porque obviamente no la conozco) gata para que le haga compañia al gato (viejo también). De igual manera, una pereza y otro cangrejo (pero de pecera, porque compraron los señores una bien grande para meterlo junto a algunos pescaditos "sifrinitos" que trajeron de la ciudad) de ésos de caracol. Le llaman "Puchi".
Parece mentira a dónde se va el tiempo...
En fin...
La carta me llegó en una mañana en que no esperaba sorpresas. Mucho menos desagradables. Pero bueno; si así las cosas deben ser, que sean así. No podemos oponernos al destino. No podemos cambiar el curso de las cosas así porque sí. No tenemos una máquina del tiempo para retroceder en él y evitar que suceda algo que nos perjudique en un futuro. Si así fuera...
Sin más, les remito la carta que me llegó:
El Pueblo, 23 de Junio de 2013
Para el Cangrejo Macanudo
De Bravo
Asunto: Mi último adiós...
Cangrejazo, hermano mío:
Mi compadre, mi amigo ¡Mi hermano! ¿Cómo has estado? Espero que bien. Me alegro si es así. Me imagino debes de estar dándote la gran vida en aquella gran casona en la que tanto decías estabas ansioso por vivir. Y hablando de vivir, es ése el ladrido mágico de esta carta. Una carta cuya redacción he estado pensándola muy detenidamente creo que desde Diciembre del año pasado (cuando el veterinario me diagnosticó lo que tenía) y he comenzado a escribir desde mucho antes de que tomara esta determinación de dejar de mover la cola para siempre.
La misma te la he mandado con Raticio Junior, tu ahijado. La redactó él mientras le dictaba puesto que mis torpes patas son (o debiera decir, eran) muy gruesas para agarrar ese /&%$(&%$ lápiz.
¡Ay, cangrejo! Lo que debo decirte sé que no te va a gustar. Lo sé. Me acuerdo lo que sentiste cuando murió Raticio, un ratón que bastantes veces hizo arrechar al gato (que ahorita está mal. Un cáncer de vesícula lo carcome muy lentamente. Muy triste manera de morir)
Yo me acuerdo cuando te abalanzaste contra los restos de Raticio, desesperado por írte con él. Me acuerdo de tu muy entendible tristeza, lo mal que te pusiste y todo eso; sobre todo porque fue una muerte repentina, muerte que no sabíamos que sucedería. Y es por eso que no sé cómo abordar lo que te voy a contar.
Voy al grano, Sé que estás haciendo muchas cosas. Comenzó la temporada de lluvias y debes accondicionar las cuevas. Cangrejo, he estado enfermo. Desde aproximadamente un año (curiosamente, coincidiendo con tu partida que me dolió mucho en el alma), he tenido problemas para evacuar. No he podido comer y el dolor me ha estado viendo el diablo. Preocupados, los amos me llevaron al veterinario y encontraron una mamarro e' bolsa que si la vieras vomitarías. Perrarina de la mala y, sobre todo, esos huesos de pollo y de res que los amos me daban.
Me dieron un muy fuerte tratamiento a base de medicinas caras y una dieta a base de puros vegetales e hígado picadito en trozos. Pero todo fue imposible; aunque me abrieron una y mil veces, la cosa atrás se me crecía. Era insoportable; y la última operación dejó a toda la familia mamando. Eso, aunado al hecho de que ya yo no soy un cachorro, Cangrejo. tengo un viaje de años, mis orejas se cayeron, he perdido muchos dientes y hay veces en que aún de día no conozco a los amos y le lanzo a cualquiera.
Es por eso que, en discusión con la familia (yo estaba presente, sin ladrar) decidieron ponerme a dormir. ¡ES MEJOR CANGREJO; ES MEJOR! Sé que debes de estar molesto, arrecho, mal... te entiendo; pero entiéndeme tú a mí y trata de alegrarte por lo menos sabiendo que me iré, por lo menos, en santa paz. Yo ya no puedo seguir sufriendo. Gracias a Dios consiguieron a un nuevo perro al que me dijeron le íban a poner mi mismo nombre con un "2" para diferenciarlo de mí, el original.
Es un honor para mí. En serio.
Para el momento en que leas esta carta (me imagino, te debe de llegar hoy a eso de las doce del mediodía), yo ya estaré en el paraíso de los perros (si es que existe tal cosa), pues terminé de dictar la carta a eso de las ocho de la mañana mientras esperaban despertase el veterinario; escuché, mis restos serán metidos en una bolsa y me botarán en la basura. No es una manera muy honrosa de poner fin a mis miserias, pero entiendo lo oneroso que es una cremación. Y lo fastidioso y cansón que es enterrar a un perro. Sobre todo si es pesado
Que me den de comer a los zamuros y a los perros callejeros y listo. No me quejo de la vida que tuve: las perras que preñé, los perros que me eché al pico por un pedazo de pellejo, los amos que siempre tenían un cariñito para mí cada mañana, la "buena" comida, las tardes de todos los días durmiendo a la pata de un cují y los amigos que nunca me faltaron a la hora de jugar y de conversar (en especial, tú). No me quejo, Macanudo. Por lo menos tengo el consuelo de que, aún después de mi siembra, sirvo aunque sea para algo. Aunque sea para alimentar a otros...Mientras, te conmino a seguir con la cabeza erguida, buen amigo. Pa' lante, Cangrejo. Para atrás ni para coger impulso.
Hasta luego amigo...
...
Los cangrejos no lloran, tengo entendido. Mucho menos si son machos. Pero hoy mis lágrimas como que parecen más pesadas y más amargas que cuando lloré por todos los amigos anteriores que se han ído.
La carta me ha matado. Créanme. Guardaré la carta en un lugarcito por allí en mi cueva. Y a Bravo en mi corazón...¡POR SIEMPRE!
A LA SENTIDA MEMORIA DE
BARÓN II
2004 - 2013
JAMÁS TE OLVIDAREMOS
