miércoles, 11 de diciembre de 2013

Una queja antes de dormir no me hará daño

Mil buenas, amigas y amigos cangrejiles todos...
Acá estoy, otra vez, después de un laaaaarrrgggooo receso de seis meses (problemas de salud, debido a unas costras que me salieron por debajo de una pata; aún no sé si es por la humedad o qué se yo) en donde he visto de todo un poco: elecciones, la muerte de un actorcito pendejo que no aguantó la fama, la de otro que no sabe diferenciar una curva de verdad  con una de película y al de un líder cuyo ejemplo ha contrariado la opinión de muchos últimamente, sobre todo tras su deceso.

¡Ajá! ¿Ven, carajo, que siempre ando actualizado?
Hablando de contrariedades, me ha sorprendido últimamente la liberalidad de algunos que hacen blogs tan locos. No entiendo cómo la Internet puede prestarse para inmundicias como ésta.

O sea...hello... hay niños en las redes, papa. Si quieres hacértela, no involucres a niños e esto No sé: métete en un cuarto con una gallina (si quieres te presento una), pero no hagas esto. ¡QUÉ VAINA CON LA PORNOGRAFÍA, CHICO! Como en algunos portales como Facebook rastrean a estas bestias sin oficios para que no dibujen vainas como éstas, entonces agarran un recurso tan precario pero fácil de administrar y esconder como un blog (en este caso Blogger, nuestra casa matriz) para (como ellos mismos dicen en el blog. Léanlo para que se den cuenta de lo enfermo que estos carajos están) rabo en mano, plasmen cochinadas como una orgía entre muchachos, violaciones y hasta racismo en uno de los dibujos que publicaron los muy mierdas.

Un blog puede crearse para hacer poemas colorados (aunque una oda para un niño que se prostituye no está bien tampoco). Okey, por lo menos es poesía. O una en donde se hable de política. Pero de allí a que se dibuje a un niño negro siendo sodomizado (o una mujer), o unos muchachos ociosos perforándose (¡ay, ustedes saben por donde; no se hagan los inocentes, por dios!) ya eso rebasa los límites. Pero, como este blog casi nadie lo lee, es muy probable que mis quejas no sean escuchadas. Yo seguiré insistiendo, porque me preocupa que hasta el m***co sobrino o no se qué de la señora (ustedes saben, el de la foto que conseguí en el cuarto, el del liguero blanco) se embelese con esas imágenes. ¡HASTA SE LE HACE AGUA LA BOCA, CHICO!

Ya vere, pues, en qué termina esto. Por los momentos voy a reposar un poco y pronto les sigo hablando. Estoy demasiado cansado y necesito reposar para ver si se me curan estas condenadas llagas. Abur.